lunes, 17 de mayo de 2010

¡Atleeeeeti! ¡Atleeeeti!

Por ser el espíritu de la contradicción -que dice mi madre- desde pequeña, viendo que toda mi familia era del Madrid, yo me hice hincha del atleti; trabajaba en un pub y, como la mayoría de la clientela era del Madrid, yo seguí siendo del atleti; me casé y, como mi marido es del Madrid a más no poder, yo continúo siendo del Atleti...
No soy forofa ni nada de eso, que conste, y cada vez me da más por saco que todos los días haya fútbol, que parece que no exista otro deporte... Hacía tiempo que no veía ganar nada a mi equipo, desde el 96 creo. Si no me falla la memoria por aquel entonces trabajaba en un pub de Vallecas y mi compañero, que era yugoslavo y que también simpatizaba con el atleti lo celebramos con alegría y alborozo. Ese año hubo una plaga de polillas y los hinchas de otros equipos se burlaban "es que los del atleti han sacado las bufandas del armario", ajajajjajaja.
El pasado 12 de Mayo ganamos la Europa League y dentro de un par de días jugamos la final de la Copa del Rey, espero que en esta ocasión no salgan estos bichos (ni ningún otro)...
¡aúpa Atleti!

lunes, 10 de mayo de 2010

Tía... ¿tú cuántos libros lees a la vez?

A mí las historias de Vampiros, entre otras, me encantan. Es por esto que le pedí a mi sobrina que me dejara la "Saga Crepúsculo". ¡qué quereis que os diga, me distrae!. Mientras mi sobrina me prestaba la 3ª entrega de esta saga, mi cuñada me devolvía "la tabla de Flandes":
ya me lo he terminado -me dijo- vete pensando en cuál me vas a prestar ahora
mmmm... pues me estoy leyendo "Cien años de soledad", si no te lo has leído, cuando acabe te lo dejo -le propongo
Tía, pues... ¿tú cuántos libros te lees a la vez? -me pregunta mi sobrina, sorprendida
Ahora mismo dos: el de Gabriel García Márquez, que llevo en el bolso; y éste que voy a empezar -le contesto, señalando al suyo, pensando que en realidad son cuatro, pues tengo dos de poesías que voy leyendo también de vez en cuando...

Me pongo a pensar en el que siempre llevo en el bolso. Éste no me puede faltar nunca, porque si en algún momento tengo que efectuar alguna larga espera, ya sea en el médico; una cola para sacar entradas; el autobús; esperando a un amigo que se retrasa... si tengo un libro en la mano, me da igual la espera, pero ¡ay, madre, si no lo tengo! Si no lo tengo me corroen los nervios, me impaciento, me angustio...

sábado, 8 de mayo de 2010

Delf, música en sus calles

Un amigo, con el que siempre hablo de viajes y siempre me aconseja bien, me dijo "¡vais a la Haya! no dejeis de ver un pueblito cercano, Delf, es una maravilla"

Y vaya que sí lo era. Una música suave y tintineante se desparrama por las calles de este pueblo, que parece sacado de otra época. Relajados bajo el hechizo de las notas, recorrimos la ciudad...






















Oude Kerk (Iglesia Vieja). Fijaos en la inclinación...








Parece un florero, pero no... estaba aparcada frente a una floristería.
Lo de las bicicletas en Bélgica y Holanda, que fueron los dos países que visitamos en esta ocasión, me provoca una "envidia sana"... ¡ya me gustaría que en España hubiera.. no sé... una mínima parte de la cultura ciclista que tienen ellos.































Y es que tienen mucha cultura floral también. Hay puestos de éstos por todas partes.













Ese día, además, era día de mercado... ¡qué suerte!


















Fijaos que Plaza... ¿no es un marco incomparable?


































viernes, 7 de mayo de 2010

Berlín, más que un sentido... un sentimiento

Lo bueno que tiene "llevarse" olores, sabores,... es que se registran en algún lugar de la memoria y no se olvidan.

Siendo consciente, como comenté, en Aveiro de lo que hacía "inconscientemente", me retrotraje mentalmente a viajes anteriores. Por ejemplo, a Berlín...


Aquí queda patente sobre todo la dualidad de lo que antaño fueran las dos Alemanias, se diferencian los edificios y las zonas perfectamente.


Me llamó mucho la atención dos cosas: el olor a especias en una parte de la ciudad, bulliciosa, danzarina, alegre...; los espacios abiertos, de repente te encuentras un parque enorme, donde dar un paseo y respirar, en plena ciudad. Me recordó en este sentido un poco al Retiro de Madrid (aunque no tienen nada que ver).



De todos modos, lo que se desprende de Berlín es más un sentimiento que un sentido, el de la pena. Parece mentira que a finales del Siglo XX existiera algo semejante. Nos fijamos especialmente en una cruz cercana al
río Spree (donde había más en su orilla).. en memoria del último muerto al intentar cruzar...




Fijaos en la fecha... el muro cayó en noviembre de 1989.


Ahora, traslademos este sentimiento a la actualidad, donde continúan pasando cosas iguales o peores, y lo único que se me ocurre es... ¡estamos locos, o qué!

Aveiro, el descubridor de los sentidos

La primera vez que fui consciente de que en mis viajes iba con las aletas de la nariz abiertas, intentando aspirar y llevarme aromas, fue en Aveiro.

Llegamos prácticamente a la hora de comer que, tengo que decir, es bastante más pronto que en España (al menos a lo que yo estoy acostumbrada). Buscábamos un Restaurante que aconsejaba una guía, emplazado en un mercado. Dimos con el mercado...



¡Los Mercados me chiflan! Se me activan aquí el sentido de la vista y del gusto, pues los colores y las formas evocan a sus sabores en mi paladar... las naranjas y su olor a cítrico y ese sabor entre ácido y dulce; las rojas manzanas, que me gusta más verlas que comerlas; los dulces melones; las deliciosas patatas blancas y suaves, que me recuerdan a las gallegas; los champiñones, con ese olor a tierra...


Pero no dimos con el restaurante. Así que aquí se activa el 6º sentido que tiene mi marido para encontrar buenos sitios ¿cómo lo hace?... es un misterio, "tienes un don" -le decimos todo el mundo.





Como no podía ser de otra manera, en el que entramos comimos de maravilla.

Tras la comida iniciamos un paseo, que practicamos cada día en cada viaje, con el propósito de "bajar la comida", éste nos llevó en primera instancia a probar el más exquisito café que hemos probado jamás, en una taberna chiquita ...





El café portugués es una delicia, para los que son cafeteros, e incluso para los que no lo son, diría yo. Es fuerte y su aroma penetrante. Lo sirven en tazas pequeñas, pero si lo quieres más grande, también puedes pedirlo. A mí me gusta en taza grande, y con leche pero en honor a la verdad, en Portugal me los tomaba en la pequeña... y solos.



























y en segunda instancia en la Avda. 5 de outubro se abre a la vista un mundo de color en sus casas "art noveau"
















y descubrimos que sumando al olor a café, los pasteles... ¡montemos en barca mejor!








El paseo en barca, aunque no fue demasiado espectacular, fue agradable y relajante, algo que nunca está de más tampoco en un viaje.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Los viajes y su esencia

Son varios los motivos por los que uno viaja, y ante las preguntas de por qué, para qué, con quién,... son diversas las respuestas, pues no en todos los viajes se busca lo mismo, ni se desea compartir siquiera con la misma/s persona/s.
Cada viaje tiene su cosa, pero sí es cierto que yo en los míos intento poner los 5 sentidos (los 6, si puedo), y llevarme la esencia de ese viaje, de ese estar en ese momento, disfrutando; momento irrepetible, por otra parte, razón por la cual pretendo sacar el máximo partido de ellos y llevarme lo mejor y más que pueda, para que jamás se pierda en el olvido, y recordar siempre esos instantes vividos...

Y digo que tengo alma viajera,
pues me gusta viajar,
con o sin rumbo en Bitácora,
como en la vida misma.
Conocer mundos,
observar costumbres,
probar comidas,
saborear experiencias...